La Jornada Mundial de la Juventud 2013 realizada en Río de
Janeiro configura la XXVIII edición de este evento multitudinario que organiza
la Iglesia católica de forma periódica, y que convoca a los jóvenes de todo el
mundo en torno a la figura del sumo pontífice. Esta Jornada en particular se
consideró historiapor haberse constituido en motivo y marco del primer viaje
del papa Francisco al extranjero en el quinto mes de su pontificado, y por el
nivel de participación en sus actos centrales, estimado para la Vigilia de
oración entre 2 millones y más de 3 millones de personas, y para la misa de
cierre en aproximadamente 3 millones de personas, o más, con un informe de
hasta 3,7 millones de participantes,18 en una Jornada que se considera la
segunda más grande.
Los peregrinos registrados oficialmente procedían de 175
países, siendo el 60 % de los peregrinos de entre 19 y 35 años de edad. El
mayor número de participantes provino de Brasil, Argentina, Estados Unidos,
Chile e Italia.
El encuentro llevó implícitos desafíos diversos, incluido el
reto de revitalizar el catolicismo en el subcontinente donde habita el 42 % de
los católicos del mundo, caracterizado por una marcada religiosidad popular. El
cronograma incluyó la visita al santuario de la Virgen de Aparecida, patrona de
los brasileños, a una favela saneada del narcotráfico, a un hospital donde se
recuperan jóvenes de las adicciones, a un Vía crucis en Copacabana y, hacia el
final de su viaje, la vigilia de oración y la gran misa de la Jornada Mundial
de la Juventud. Concebidas inicialmente para realizarse en el enorme predio
Campus fidei del barrio de Guaratiba, la vigilia y la misa debieron
reprogramarse para la playa de Copacabana debido a la inundación por las
lluvias que acompañaron buena parte de la JMJ 2013.
En este viaje, el papa Francisco mostró la continuidad de un
estilo pastoral indicativo de su deseo de vinculación con su grey, que incluyó
su determinación de renunciar a la seguridad para estar más cerca de la gente.
Para recorrer Río de Janeiro y Aparecida, se reemplazó el papamóvil blindado
por un vehículo blanco totalmente abierto en los laterales, similar al empleado
en las audiencias generales de los miércoles para recorrer la plaza de San
Pedro, a lo que Francisco sumó roturas del protocolo ,incluso bajo la lluvia,
para acercarse a los fieles.
Esta jornada fue todo un éxito, llego a los corazones de
muchas personas y conmovió a miles de jóvenes y adultos que miraban desde sus
casas.
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